¿Qué sucede cuando 47 universitarios holandeses vienen a co-crear un proyecto dirigido a los Héroes de la Administración Pública a Barcelona un lunes por la mañana?
Podría parecer que los estragos del fin de semana y el anhelo de unos días libres pudieran impedir una jornada de ideación fructífera, pero nada más lejos de la realidad.
Como no estamos aquí precisamente para trabajar con ideas premeditadas, dejamos que transcurra el día y vamos observando cómo se van gestando las sinergias y se van elaborando las ideas. Son esos mismos jóvenes entusiastas los que empiezan a proyectar nuevas posibilidades para el futuro. Los que con su creatividad, su mirada renovada y sus ganas de crear ayudan a elaborar cómo deben ser las ciudades en las que vivimos. Y ese es el fin último de este soleado lunes. Combinar talentos y personalidades dispares para elaborar en conjunto una mejor manera de impactar en el mundo. Una manera efectiva de co-crear las Sensitive Cities, ciudades más sensibles a las necesidades humanas.
Definiendo reto y arquetipo:
los héroes públicos
Una de las formas de conseguir impacto real en la ciudad y atender correctamente las necesidades de los ciudadanos es poner el foco en los perfiles que disponen de mayor fuerza de actuación dentro de este entorno: la administración pública local -los ayuntamientos- y sus trabajadores públicos. Y más concretamente en aquellas innovadoras e innovadores públicos de cualquier departamento, área o cargo, con su particular espíritu intraemprendedor, que tienen la necesidad intrínseca de mejorar su entorno para que su trabajo tenga sentido de verdad.
Como en cualquier otro entorno, en la administración pública siempre existe esa rara avis que se siente estancada si las cosas se hacen siempre igual y que necesita tomar acción para mejorarlas. Esa intraemprendedora incomprendida que ha de sortear grandes desafíos para poder aplicar la innovación dentro de su institución. A estos héroes y heroínas públicos no se les puede dejar en la estacada: hay que ayudarles a que se empoderen, facilitarles las herramientas esenciales (tanto digitales como presenciales) que puedan precisar para convertirse en agentes de cambio que puedan liderar desde su lugar de trabajo. Cualquiera que este sea. Sin distinción por razón de nada.
Ideación y co-creación
para el bienestar común
Frente a esta coyuntura nada fácil de resolver ponemos al grupo de estudiantes holandeses de la Avans University of Applied Sciences. Les acogemos y damos la bienvenida a primera hora del día, incitándoles a la acción de buena mañana planteando una hackathon de 10 horas. Para lograr esta meta común con pretensiones de cambio y empoderamiento, se disponen a unirse a la Comunidad Internacional de Co-creación de Sensitive Cities y a trabajar en equipo.
El poder de la acción colectiva no conoce límites, y eso es vital en una sociedad en la que nos dejamos seducir por la idea del infinito. Si además añadimos el dinamismo y la frescura de las ideas que pueden aportar los jóvenes, los resultados pueden ser realmente ricos. Darles voz y recalcar también su importancia como potenciales agentes de cambio es clave, no sólo porque son capaces de llevar adelante iniciativas innovadoras, sino porque necesitan hacerse escuchar y participar en el desarrollo de la ciudad buscando la mejor manera de mejorar la experiencia ciudadana (citizen experience).
En esta lógica de la experiencia que parece mover el mundo actual, arremangarse y ponerse a trabajar ideando y experimentando uno mismo no debería resultar difícil. Aunque cuando se hace en equipo, en conjunto con otras personas, es considerablemente más enriquecedor. Y como no podía ser de otro modo, cuando se co-crea con un grupo de personas tan grande, cada uno tiene su forma de ver las cosas.
Las metodologías que los jóvenes han usado para trabajar con el arquetipo del héroe público y la nueva forma de concebir la ciudad han resultado ser de lo más heterogéneas. Desde los que expulsan ideas en post-its nada más llegar, pasando por los que prefieren acercar posturas con sus compañeros antes de idear, hasta los que necesitan de un buen rato de relax antes de iniciar cualquier movimiento. Desde los que toman acción con ideas que les surgen de forma espontánea hasta los que deciden ampliar el espectro de posibilidades al plantearse idear usando todas las letras del abecedario. Cada maestrillo tiene su librillo. Cada grupo, su sistema, que va variando en función de las necesidades de cada momento.
Y tan importante es el contenido como el continente, pues el diseño del espacio donde se ha desarrollado la hackathon ha ayudado también a la estimulación de las ideas.
El Ateneu de Fabricació del Parc Tecnològic de Barcelona Activa es un lugar pensado para la interacción y la creación. Un lugar que invita al diálogo constante, a la participación y al intercambio de ideas. Un espacio que no sólo busca ser funcional, sino que está en total sintonía con las acciones colectivas que en él se desarrollan, facilitando todo el universo estético y de emociones diversas de los que es contenedor. En este diseño espacial que promueve la conexión entre las empresas y la ciudadanía buscando el bien común, es donde los jóvenes se han podido acercar al problema que se les planteaba desde la empatía.
Podría no parecer relevante, pero es muy significativo tener en cuenta este tipo de espacios y las interacciones que se dan en ellos, pues son el símbolo de cómo quiere vivir y conectarse esta nueva generación que está a punto de entrar en el mercado laboral y profesional. Y estos son finalmente el reflejo de cómo va a querer interaccionar la nueva ciudadanía con su ciudad y los espacios que esta ofrece, en un futuro que es ya inmediato.
La jornada finaliza con una reflexión sobre la presencia constante de la emoción a lo largo del día: compañerismo, miradas de cariño y complicidad, momentos de mayor tensión por posturas contrarias, acuerdos que se cierran con consensos en post-its de colores, cafés cuya amargura consigue endulzar la mañana, bolígrafos que ayudan a converger conceptos… Cualquier superficie se presenta como apta para acoger una idea, para abrazarla y darle el protagonismo que se merece.
Porque esto ha sido lo más interesante de la jornada. Comprobar una vez más cómo distintas ideas, generadas por personas diversas, confluyen en igualdad de importancia, tejiendo un entramado de propuestas que se abren camino para diseñar los futuros posibles de nuestras ciudades.
La próxima oleada de innovación en las ciudades no vendrá de la mano de la tecnología, sino de la combinación de los talentos diversos de su ciudadanía enfocados al impacto social en el entorno común
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